Por Arturo Herrera, socio de INNSPIRAL.
En 2016, la selección chilena de fútbol llegó a ocupar el tercer puesto del ranking FIFA, consolidándose como una de las mejores del mundo. Hoy, lamentablemente, hemos caído al puesto 49. En materia de innovación, estamos enfrentando un declive similar.
Según el Global Innovation Index (GII) 2024, Chile se sitúa en la posición 51 entre 133 países, un resultado mediocre para un país que alguna vez lideró la región. Hace 12 años, ocupábamos el puesto 34, siendo los primeros en Latinoamérica. Hoy, ese liderazgo se ha esfumado, siendo superados por Brasil. El "premio de consuelo" de ser los mejores de la región ya no es nuestro.
Asociar esta caída solo al bajo nivel de inversión en investigación y desarrollo (I+D) sería simplista. Chile destina únicamente el 0,36% de su PIB a I+D, comparado con el 1,5% de países desarrollados como Nueva Zelanda. El GII es un índice mucho más complejo. Un análisis más profundo, de algunos de los 78 indicadores que utiliza el ranking, muestra algunos factores preocupantes.
Por ejemplo, en "estabilidad política para hacer negocios", Chile ocupa el puesto 95. Los últimos 5 años de inestabilidad nos están pasando la cuenta. Ni hablar de la permisología y nuestra nueva expertise para espantar inversiones que se consolida con ejemplos como el proyecto de Colbún, paralizado por el Servicio de Evaluación Ambiental de Antofagasta, por más de 1.400 millones de dólares.
En educación, un pilar crucial para el futuro, Chile ocupa el puesto 70. A pesar de que invertimos el 4% de nuestro PIB en educación, muy por encima del 2,4% que invierte Singapur, nuestros resultados en el ranking PISA son notablemente inferiores, mientras Singapur lidera este indicador a nivel global. Esta diferencia apunta a problemas estructurales en la calidad de nuestro sistema educativo.
En cuanto a I+D, si realizamos la comparación con Corea del Sur, el resultado es impactante. Este país, segundo en el GII 2024, cuenta con más de 9.500 investigadores por cada millón de habitantes. Chile tiene apenas 500. Corea del Sur destina el 5,2% de su PIB a I+D, contrastando con nuestro magro 0,36%. Nuestras exportaciones de alta tecnología representan apenas el 1% de nuestras exportaciones. Para ponerlo en contexto, Suecia supera el 8% y Corea del Sur alcanza un 18%. Adicionalmente, esta edición del GII evalúa la valoración de las startups unicornio como porcentaje del PIB. Estados Unidos lidera con un 7,6%, mientras que en Chile ese número es de apenas 0,7%, sostenido principalmente por NotCo y Betterfly.
El diagnóstico es claro, y las oportunidades de mejora son muchas. Pero, al igual que en el fútbol, en innovación también estamos al debe. Nuestra clase política se enreda en acusaciones constitucionales, ideologías desfasadas y una escalada de políticas populistas que nos tienen estancados hace más de 10 años. Los países que han logrado alcanzar el desarrollo lo hicieron enfocando sus esfuerzos en innovación, ciencia y tecnología. Unidos, con un propósito común, y con la convicción de que la libertad económica y el desarrollo de conocimiento son claves para construir una nación más próspera.
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